EL PAÍS, 21 JUNIO 2003
              
              
                Peter Singer / Filósofo de la Ética práctica
                
                "Aceptaría modificar los genes para hacer 
                más feliz a la gente"
                Gerard Bagué. Girona
              GIRONA
                
                Peter Singer (Melbourne, Australia, 1946), profesor en la Universidad 
                de Princenton (EE UU), es actualmente uno de los más influyentes 
                filósofos de la ética práctica. Desde la 
                publicación de Liberación Animal (1975) que se ha 
                convertido en la punta de lanza del movimiento a favor de dar 
                un mejor trato a los animales, está acostumbrado a lidiar 
                con asuntos tan polémicos como la eutanasia, la investigación 
                genética, los valores de la izquierda y la política 
                de Bush. Recientemente impartió un curso titulado: Ética, 
                una aproximación utilitarista en la Cátedra Ferrater 
                Mora de la Universidad de Girona. Su próximo libro, centrado 
                en la figura del presidente Bush, se titulará El presidente 
                del bien y del mal. 
              Pregunta. 
                Una parte importante de su ideario, que ha generado enconadas 
                polémicas, mantiene que la vida humana no es sagrada ¿En 
                qué se basa para afirmarlo?
                
                Respuesta. Lo relevante no es la pertenencia a una determinada 
                especie. Somos simples miembros de la especie Homo sapiens. El 
                hecho de pertenecer a una especie no marca una frontera moral 
                frente al resto de los animales. Hay que tener en cuenta otros 
                factores. El más general es la capacidad de sentir dolor, 
                que compartimos con muchos animales, o el de ser capaces de construir 
                una biografía mediante recuerdos, preferencias presentes 
                y expectativas de futuro.
                
                P. ¿Ha mejorado el trato a los animales 
                desde que publicó Liberación animal? ¿Cree 
                en una sociedad futura que no se coma a los animales?
                
                R. En Europa ha mejorado bastante el trato. La Unión Europea 
                ha dictado leyes para acabar con el hacinamiento de las granjas, 
                pero todavía queda mucho camino por recorrer. A corto o 
                a medio plazo, no creo que los animales dejen de ser vistos de 
                un modo instrumental, casi únicamente como alimentos. Tampoco 
                creo en un inmediato cambio de costumbres culinarias. Por eso 
                los defensores de los animales han centrado sus esfuerzos en contra 
                de las granjas y la experimentación de laboratorio. Pero 
                las cosas mejoran. En esta ciudad [Girona] ahora hay restaurantes 
                vegetarianos y antes no.
                
                P. ¿Ha visto alguna vez una corrida 
                de toros?
                
                R. En televisión. Es un espectáculo que me subleva 
                y me enoja. No lo acepto ni como parte de una cultura. En el sur 
                de EE UU, el esclavismo también se consideraba cultura. 
                
                
                P. Su ética práctica defiende 
                la desaparición del dolor en la sociedad. Sin embargo, 
                en algunas culturas el dolor es considerado una forma de enriquecimiento 
                y aprendizaje.
                
                R. Acepto que en determinadas ocasiones el sufrimiento es una 
                vía de aprendizaje, pero hay muchas formas de dolor que 
                no llevan a ninguna parte. Por ejemplo, el que pueda sufrir un 
                enfermo terminal de cáncer. Yo defiendo entonces la eutanasia 
                activa, si el paciente la pide.
                
                P. ¿Cree que la eutanasia activa 
                se irá generalizando en casos terminales?
                
                R. Muchos médicos la aceptan, pero prefieren que no exista 
                una ley clara al respecto. Yo creo que las prácticas correctas 
                deben ponerse sobre la mesa. Mis posiciones sobre los bebés 
                generan más discrepancias. Hay doctores que piensan que 
                es distinto apagar la máquina que mantiene con vida un 
                bebé severamente discapacitado que inyectarle una sustancia 
                letal. Yo creo que es prácticamente lo mismo. 
                
                P. Sus opiniones sobre la eutanasia activa 
                para bebés gravemente discapacitados le granjearon críticas 
                furibundas de ciertos sectores.
                
                R. El rechazo hacia mis teorías, que eran mal interpretadas, 
                se dio principalmente en Alemania y Austria. También cuando 
                ocupé la cátedra en Princenton hubo manifestaciones 
                y protestas que incluso acabaron con detenidos. Pero parece que 
                la situación ha mejorado y ha dejado lugar al debate de 
                las ideas.
                
                P. ¿Está a favor de la clonación?
                
                R. La demanda de algunos padres que han perdido a sus hijos en 
                una desgracia y quieren recuperarlos mediante una clonación 
                me parece una idea extraña. Creo que están equivocados 
                porque en ningún caso pude tratarse de la misma persona, 
                puesto que hay que contar también con la influencia del 
                ambiente. No obstante, a pesar de estar en desacuerdo, tal vez 
                no habría nada malo en ello. Muy poca gente tendría 
                interés en tales prácticas.
                
                P. ¿Es partidario de usar la manipulación 
                genética para curar enfermedades mentales hereditarias 
                o, incluso, para conseguir seres más felices?
                
                R. No tendría dificultades en aceptar la investigación 
                genética para eliminar las enfermedades hereditarias. La 
                decisión es más difícil cuando se trata de 
                incrementar las capacidades humanas más allá de 
                lo normal. Debe uno plantearse quién tendría acceso 
                a los resultados de tal investigación. ¿Estaría 
                al alcance sólo de los ricos, de tal modo que pudieran 
                traducir su riqueza en una especie de aristocracia genética? 
                En tal caso me opondría. Sin embargo, si alguien cree posible 
                que la investigación genética pudiera hacer más 
                inteligentes o más felices de lo normal a las personas, 
                y el Estado estuviera dispuesto a facilitar esa tecnología 
                a cualquier padre, no diría que es incorrecto. Aceptaría 
                modificar los genes para hacer más feliz a la gente. 
              
                