PSEUGOPITÁGORAS: VERSOS DE ORO

 

 

 

 

Texto atribuido a Pitágoras. Apéndice a: David Hernández de la Fuente (ed): Vidas de Pitágoras. Vilaur: Atalanta, 2011, pp. 353-355.

 

Primero a los dioses inmortales, como manda la ley,

hónralos y respeta el juramento. Luego a los nobles héroes

y a los demones subterráneos venéralos, cumpliendo las tradiciones,

y honra a los padres y a los familiares más próximos.

 

5 De los otros haz tu amigo a quien sea el mejor.

pronuncia palabras suaves y haz acciones útiles.

no odies al que es tu amigo por causa de un pequeño error

mientras puedas, pues la capacidad mora cerca de la necesidad.

Y apréndete bien estas cosas, domina tus costumbres:

 

10 lo primero el vientre, el sueño, la lujuria

y la cólera. Nunca hagas cosas vergonzosas, ni con otros,

ni por tu cuenta; pues has de avergonzarte sobre todo ante ti mismo.

Practica la justicia en hechos y palabras;

y no te acostumbres a obrar insensatamente en ningún asunto.

 

15 Y sobre todo ten en mente que la muerte les está destinada a todos;

que las riquezas amasadas en otro tiempo, en el siguiente perecerán.

Cualquier dolor que sufran los mortales por los azares divinos,

si te corresponde por destino, sopórtalo y no te indignes.

Pues es conveniente aliviarlo en la medida que puedas, pero, atento,

 

20 Que a los buenos nunca les ha hecho mucho mal la Moira.

Muchas razones usan los hombres, cobardes o nobles:

que ninguna te de miedo o te disuada

de actuar por ti mismo. La mentira que se diga

Aguántala dulcemente; y lo que ahora te digo cúmplelo siempre.

 

25 Que nadie con palabra o hecho te persuada jamás

para hacer o decir aquello que no sea lo mejor.

Piensa antes de obrar para que no se produzca algo necio

Actuar o hablar de forma insensata es propio de un hombre malvado.

Pero lleva a cabo las cosas que no te traerán arrepentimiento.

 

30 No hagas nada que no entiendas, sino aprende

lo que necesitas y así crecerá tu vida de forma agradable.

No conviene descuidar la salud del cuerpo,

mas bebe bien y come con mesura, haciendo gimnasia;

y por mesura entiendo aquello que no te perjudicará;

 

35 acostúmbrate a tener un género de vida puro y calmado

Y guárdate de hacer cualquier cosa que produzca envidia.

No hagas dispendio en el momento inoportuno si conoces las cosas buenas;

no te portes como un avaro; la mesura es lo mejor de todo.

Haz las cosas que no te van a dañar y piensa antes de actuar.

 

40 No dejes que el sueño penetre en tus blando ojos

antes de haber repasado tres veces cada hecho del día:

“¿Dónde transgredí las reglas? ¿Qué conseguí? ¿Qué deber dejé sin cumplir?”

Comenzando desde el principio, repítelo y después,

Si obraste mal atorméntate. O, en caso contrario, deléitate.

 

45 Esfuérzate en ello, cuídate de ello; conviene decirte estas cosas.

Esto te pondrá tras los pasos de la divina virtud.

Sí, por aquel que puso en nuestras almas la tetrarkys,

fuente de la eterna naturaleza. Ea, comienza tu tarea

tras cumplir las oraciones a los dioses. Si has mantenido estos preceptos,

 

50 reconocerás la composición de los dioses inmortales y de los hombres mortales,

cómo todo pasa, como todo se mantienes.

Y conocerás lo que es la ley, que la naturaleza es en todo igual,

de forma que no tengas esperanza por lo que no te la admite ni te pase inadvertido.

Conocerás hombres que tienen padecimientos que han elegido ellos mismos,

 

55 desdichados, que están cerca de los bienes, pero no los ven

ni los escuchan; pocos son los que comprenden la solución de las desdichas;

Tal es el destino que daña sus mientes. En sucesión circular,

una y otra vez soportan interminables desdichas;

pues la discordia, triste y mala compañera, los daña sin que se den cuenta;

 

60 desde su nacimiento. Aquélla no conviene aumentarla, sino cediendo, escapar de ella.

Padre Zeus, libéralos a todos de tantos males,

te ruego que les muestres qué demon puede usar cada uno.

Pero tú, anímate pues divina es la raza de los mortales

A los que la sagrada Naturaleza se mostrará ofreciéndose.

 

65 De estas cosas, si has recibido algo y conservas mis preceptos,

te curarás y salvarás tu alma de estos padecimientos.

Pero abstente de la ingesta de seres vivos, como dijimos en las Purificaciones

y en la limpieza del alma, atendiendo con discernimiento a cada cosa

y poniendo como auriga a la razón más alta y superior;

 

70 y cuando, tras haber dejado atrás el cuerpo, llegues libre al éter,

serás inmortal, una divinidad imperecedera, ya no un mortal.

 

 COMENTARIO

A juzgar por algunas imperfecciones léxicas y por lo que parece una falta de orden en la exposición del poema, los Versos de oro son un producto tardío; seguramente fueron compuestos entre los siglos III y V después de Cristo, en un momento de declive del pitagorismo, pero recogen la tradición que se había mantenido a lo largo del tiempo de una manera bastante consistente. La jerarquía de honores que se propone en los primeros versos (hay que honrar primero a los dioses, luego a los héroes, a los demones en tercer lugar y finalmente a los antepasados no parece muy ortodoxa – pues los demones debieran ser segundos en la jerarquía), cosa que puede explicarse por el carácter tardío de la redacción. Los versos 7 y 39 repiten la misma idea (hay que pensar antes de obrar), lo que sugiere que el poema se habría escrito fusionando un texto a partir de diversas versiones anteriores, o que el poeta era poco hábil. Pero, en general, el texto revela de una manera muy consistente el conjunto de principios vitales que inspiraban a la secta pitagórica.

Habida cuenta de que el pitagorismo no era una “escuela”, sino un movimiento con las características de lo que hoy denominaríamos una secta (o si se prefiere una “cofradía”), y que su doctrina era considerada sagrada, podemos suponer que el núcleo doctrinal sobre el que se conformaba el movimiento debió modificarse solo muy ligeramente a lo largo de los tiempos. Una especie de proverbio pitagórico, muy conocido en la antigüedad, decía que “el principio es la mitad de todo” y seguramente en lo tocante a los principios de conducta el pitagorismo debía ser bastante inflexible, razón de más para otorgar veracidad a este texto.

Es bien sabido que el pitagorismo, a efectos educativos, dividía la vida humana en cuatro períodos de veinte años, con lo que estos versos corresponderían a la conducta que se esperaba de un discípulo maduro, consecuente con los principios del grupo. Según Aristoxeno, además, Pitágoras consideraba que las peores desgracias que podían abatirse sobre una familia o una ciudad eran, por este orden, el lujo, la licencia y solo en tercer lugar la muerte, lo que resulta del todo coherente con el tipo de valores que se propugnan en este texto. El buen pitagórico debía “ayudar a la ley y combatir la falta de ley” y en estos  versos se resume la clase de individuo que es consistente con ese mandato. También el Alcibíades Segundo, un diálogo pseudo platónico, y de eco pitagórico, nos dice que no se debe pedir cualquier cosa a los dioses, sino solo lo que es saludable y parece que en estos versos se encuentra definido lo que a un pitagórico le parecería razonable-saludable como norma de vida. La explicación (a partir del verso 9) de las tentaciones que el discípulo debe superar y la idea del examen de conciencia (verso 40 y siguientes) es muy pitagórica.   También la tesis de la consolación, es decir, la aceptar la muerte y someterse a la voluntad del dios aun cuando la Moira no sea propicia, es muy típica de ambientes religiosos encerrados sobre ellos mismos y del pitagorismo. La reivindicación de la amistad, aunque corresponde también a la moral popular.

En todo caso parece seguro que el compilador unió versos de origen distinto, superponiéndolos con poco arte. Reflexionar antes de obrar (vv.27-28), prever las consecuencias de los propios actos (29) y no forzar el propio talento (30-31) son algunas de las recomendaciones del texto que más influencia han tenido sobre las propuestas morales posteriores, desde el estoicismo al utilitarismo pasando por el humanismo cristiano. Pero son recomendaciones que se repiten sin necesidad. El final del verso 31 (“así crecerá tu vida de forma agradable”) parece como si quisiera ser la conclusión de una versión previa del poema, pero queda extraña situada a la mitad del texto.

Los versos 32 a 35 hacen referencia a la atención hacia el propio cuerpo, pero no ligan con la primera mitad del verso 38, bastante perogrullesco, que hace referencia al ahorro y resumir la propuesta pitagórica con la segunda mitad del verso: “la mesura es lo mejor de todo”, no hace justicia a la complejidad del sistema pitagórico, aunque pueda servir como resumen de vida. Como en todas las sectas se promete a los adeptos conocimientos secretos, (versos 50 y siguientes). También las sectas órficas y las diversas escuelas de magia de la Magna Grecia prometían explicar “la composición de los dioses inmortales y de los hombres mortales”, (por cierto, es muy significativo que dioses y hombres se pongan a la par).

Pero más allá de consideraciones filológicas, lo importante es que la búsqueda de la serenidad, el dominio de las pasiones, la temperancia, la serenidad y, en general, los preceptos de estos versos pitagóricos, constituyen un “arte de vivir” que ha sido fundamental en la cultura occidental. La idea de medida en todas las cosas y la vinculación entre felicidad y mesura que se encuentra en estos Versos áureos está en los autores del Renacimiento, en la tradición de la masonería, en el liberalismo y en los boy-scouts por dar ejemplos distintos y distantes en el tiempo.

 

Bibliografía:

Armand DELATTE: Études sur la littérature pythagoricienne (1915). Edición disponible en Internet, en pdf.

 

 

 

 

© Ramon Alcoberro Pericay