DEMÓCRITO: SOBRE LA NECESIDAD Y EL AZAR

FRAGMENTOS Y TESTIMONIOS

Nº 62 Demócrito, que prescinde de la causa final, dirige a la necesidad todas las operaciones de la naturaleza.

Aristóteles, Generación de los animales, V 8, 789 b 2 [DK 68 A 66]

Nº 63 Sobre el tema de la esencia de la necesidad, dice Demócrito que consiste en la resistencia, el movimiento y el choque de la materia,

Aecio Opiniones, I, 26, 2 [DK 68 A 66]

Nº 64 En general no hay que aprobar la opinión según la cual una causa es suficiente porque siempre es así, o porque siempre sucede de la misma manera. Es a eso a lo que Demócrito conduce las causas de la naturaleza, sosteniendo que las cosas anteriores sucedieron de igual manera. No juzga conveniente buscar el principio de lo que existe eternamente.

Aristóteles, Física. VIII, I, 252 a 32 [DK 68 A 65]

Nº 65 Demócrito dice que un torbellino de formas [griego idea] variadas se desencadenó en el universo (si decir cómo ni por qué causa), se produjo, según parece, espontáneamente y por azar.

Simplicio, Comentario sobre la física de Aristóteles. 327, 24 [DK 68 A 67]

Nº 66 Hay quienes dudan sobre si el azar existe o no, pues, dicen, nada se produce por azar, sino que existe una causa determinada para todo lo que consideramos como producido espontáneamente o por azar.

Aristóteles, Física, II, 4, 195 b 36 [DK 68 A 68]

Nº 67 Esta expresión “como sostenía la vieja doctrina que elimina el azar” parece referirse a Demócrito. Pues, aunque éste parece haberse servido del azar en su cosmogonía, en las cosas más particulares, el azar, dice, no es causa de ningún acontecimiento y lo relaciona todo a otras causas, como, por ejemplo, el descubrimiento de un tesoro a la acción de mover la tierra o a la de plantar un olivo, la fractura del cráneo de una cabra a la acción del águila que lanza una tortuga para romperle el caparazón. Tal es lo que cuenta Eudemo.

  Simplicio, Comentario sobre la física de Aristóteles, 330. 14 [DK 68 A 68]

Nº 68  Hay quienes consideran el azar como la causa de este cielo y de todos los mundos. Es, en efecto del azar, de donde provendrían el torbellino y el movimiento que ha producido la segregación y establecido el orden en el mundo. Es muy sorprendente. Pues, mientras afirman que ni la existencia ni el nacimiento de los seres vivos y de las plantas son debidos al azar, sino que la naturaleza o el espíritu o alguna otra cosa es su causa (pues de cada semilla no sale un producto cualquiera, sino de una un olivo y de otra un hombre), sostienen que el cielo y lo que hay de más divino en las cosas visibles proviene del azar, y que no se manifiesta de parecida causa a la de los seres vivos y a la de las plantas (1)

Aristóteles, Física II, 4, 196 a 24 [DK 68 A 69]

 

(1) NOTA DE PIERRE-MARIE MOREL

La noción de azar cuando traduce en Demócrito el griego “automaton”, o en la doxografía, “tikhé”, evoca esencialmente la idea de espontaneidad, es decir, la ausencia de una causalidad intencional y final, como la de un demiurgo. Este uso se encuentra en Platón (Sofista, 265c, Leyes, X, 889b-c; XII, 966e). El azar no significa pues la sucesión irracional de acontecimientos sin relación de los unos a los otros: hay una necesidad mecánica en la espontaneidad de los fenómenos naturales, incluso si no la preside ninguna razón ni ningún acontecimiento divino. La crítica de Aristóteles deriva de su propia concepción del azar y de la fortuna que no según, según su parecer, pura ausencia de finalidad sino de accidentes, de determinaciones segundas de la causa final en el mundo sublunar (véase Física, II, 5, 197 a 33).

La etiología democrítea se dirige a mostrar la unidad y la economía de este principio especificando las diversas condiciones de su aplicación (en zoología, en embriología, en botánica, etc.), tal como muestra la lista de las obras de Demócrito transmitida por Trasilo. Es, pues, esa articulación de una etiología general y de una etiología diferenciada la que suscita aquí la sorpresa de Aristóteles. Por lo demás el texto hace alusión, verosímilmente, a otras teorías además de la teoría atomista cuando evoca “el espíritu o alguna otra cosa”, lo que permite pensar en Anaxágoras.

 

 

Traducción de la edición francesa de textos de Demócrito: Démocrite: Fragments et témoignages. Les atomes, l’âme, le bonheur. Traducción de Maurice Solovine, revisión de la traducción, introducción y notas de Pierre- Marie Morel. Ed. Vrin, París 2020, pp. 85-87.

 

Uso escolar exclusivamente.

 

 

 

 

 

© Ramon Alcoberro Pericay