THOREAU Y LAS CARACTERÍSTICAS DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL

Ramon Alcoberro

H. D. Thoreau no fue el inventor de la teoría de la desobediencia civil (cuyos orígenes habría que buscar en el hinduismo, en el budismo y en las revueltas agrarias antifeudales de Europa), pero sí fue el pensador más significativo en este ámbito, especialmente por su influencia sobre Mohandas Gandhi (que la vinculaba a la "satyagraha" – camino de la verdad) y Martin Luther King. Por lo demás, la desobediencia civil no constituye tanto una “teoría” conceptualmente muy elaborada, como una herramienta de lucha política, generalmente (pero no de forma necesaria) vinculado al pacifismo.

  La desobediencia civil es un instrumento de protesta, de concienciación y de movilización política útil para ser usada “cuando ya no quedan más herramientas”, es decir, cuando la cerrazón del poder impide el debate público y democrático. Pero solo sirve cuando todavía es posible buscar una solución no-violenta. O lo que es lo mismo, únicamente puede usarse cuando la situación no se ha degradado ya hasta derivar en situaciones de violencia generalizada y de guerra civil. La desobediencia vehicula una oposición generalizada (de masas) a través de la generalización de un gesto de protesta. Constituye un reto al poder  establecido e injusto, que adquiere un alto contenido simbólico –  y puede ser incluso admirada por gentes que nunca se atreverían a ejercerla. En este sentido, la desobediencia es pedagógica aunque se pague muchas veces un alto precio personal por participar en ella.

  La desobediencia civil es:

 1.- Resistencia al poder.

 2.- Básicamente individual aunque con vocación de masas.

 3.- Movilizadora/ ejemplarizante/pedagógica.

 4.- Con valor simbólico de denuncia pública.

 5.- Fundamentalmente no-violenta.

 6.- Centrada en ámbitos donde el poder no espera ser retado.

 7.- Orientada a fines concretos, a la abolición de una norma –no de un sistema.

 8.- Sostenible en el tiempo de forma indefinida.

9.- Coordinada políticamente.

10.- Referida a una ética superior.

 

RESISTENCIA AL PODER:

Thoreau elaboró el concepto de “desobediencia civil” como respuesta pacífica ante dos hechos políticos que le repugnaban moralmente en los Estados Unidos de su época: la esclavitud de los afroamericanos y la guerra contra México. Desobedecer significaba para él, por una parte, negarse a pagar impuestos para no colaborar con lo que consideraba una injusticia y, por la otra, reivindicar un “gobierno mínimo”, es decir, que interfiriese lo menos posible en la vida de la gente y que, desde luego, no tuviese poder para enviarlos a una guerra asesina. En su Diario (16 de febrero de 1851), Thoreau se preguntaba: “¿Qué significa ser libres del rey Jorge IV y seguir siendo esclavos del prejuicio? ¿Qué significa nacer libres e iguales y no vivir? ¿De qué sirve la voluntad política si no es como medio para alcanzar la libertad moral? Aquello de que nos jactamos, ¿es la libertad de ser esclavos o la voluntad de ser libres?”. Resistir el poder también es, y para Thoureau es básicamente, resistir a los prejuicios que el respeto fuera de lugar por el poder nos inculca incluso de forma inconsciente.

 

BÁSICAMENTE INDIVIDUAL AUNQUE CON VOCACIÓN DE MASAS:

La desobediencia civil no puede ser exigida a nadie porque (excepto en casos gravísimos como el genocidio, donde de todas maneras, confraternizar con el enemigo no servirá para mantener la vida), no se puede pedir racionalmente que nadie ponga en peligro su vida, sus propiedades o su familia por defender una idea, aunque esa idea sea absolutamente justa.  La desobediencia la lleva a cabo, básicamente, gente con un alto nivel de conciencia personal. Thoreau decía de sí mismo que “Tal vez sea más celoso de lo normal con respecto a mi libertad”. (Una vida sin principios). En su opinión, generalmente las mayorías son ciegas a principios de justicia y se mueven por conveniencias, por lo que se necesita un gesto que las mueva.

 

MOVILIZADORA / EJEMPLARIZANTE / PEDAGÓGICA:

 “No importa cómo de pequeño pueda parecer al principio: lo que se hace bien una vez está bien hecho para siempre” (Desobediencia civil). Lo importante en un acto de desobediencia política es el gesto. Si “antes que nada debemos ser hombres y no súbditos” (Desobediencia civil), la protesta individual tiene un valor de movilización. Por eso recomendaba: “Haga lo que nadie más puede hacer por usted” (Cartas a un buscador de sí mismo). Una protesta debe llevarse a cabo por razones morales, en defensa de valores universales y ante formas de opresión conocidas y sentidas por toda o buena parte de una población –y ello excluye intereses particulares o por motivaciones secretas. Para Thoreau: “no es tan importante que algunos sean tan buenos como tú, sino que haya alguna bondad absoluta en algún lugar que influencie a toda la masa” (Desobediencia civil). La bondad absoluta de algunos tiene siempre valor de ejemplo para todos. Y en cualquier caso: “Cualquier verdad es mejor que un engaño” (Walden).

 

CON VALOR SIMBÓLICO DE DENUNCIA PÚBLICA:

 “Cada paso del hombre se  mide frente al sistema” (Diarios, 31 enero 1841). Si “primero hemos de ser hombres y después súbditos” (Desobediencia civil), el gesto de desobedecer a la ley injusta nos rehabilita (nos otorga dignidad) en tanto que seres humanos. Thoreau considera que “la injusticia es una parte necesaria de la máquina de gobierno” y la denuncia pública es parte de la exigencia moral de la ciudadanía frente a la máquina. Se trata de despertar a las mayorías “dormidas” y en este sentido una repulsa privada de la injusticia es buena pero claramente insuficiente. Resistir en privado no es malo pero sí ineficaz.  Asumir el riesgo de una sanción (que es una posibilidad real en forma de multa, de cárcel o de expropiación de propiedades) forma parte del riesgo que asume quien desobedece, pero también da visibilidad, liderazgo, credibilidad y dignidad moral a quien recibe el castigo injusto.

 

FUNDAMENALMENTE NO-VIOLENTA:

Ninguna protesta justifica actos vandálicos. Thoreau era básicamente un pacifista pero entendió que una situación excepcional (la lucha de John Brown para liberar a los esclavos que le costó la vida…) debía ser resulta de forma violenta –en la medida en que, por la naturaleza misma de la opresión, no existe otra salida posible. En todo caso, siempre es mejor morir (como John Brown) que matar. Pero lo decisivo en la perspectiva de la desobediencia no es la sangre; es el gesto y su intensidad, evitando al máximo cualquier dolor porque necesariamente el dolor implica inhumanidad. Y no debe olvidarse que: “Nuestra compasión es un don cuyo valor no podremos conocer jamás” (Diarios, 2 febrero de 1841).

 

 CENTRADA EN ÁMBITOS DONDE EL PODER NO ESPERA SER RETADO:

 La mayor parte de la gente “no puede prescindir de la protección del gobierno existente  y tiene terror a las consecuencias de la desobediencia al gobierno para sus propiedades y sus familias (Desobediencia civil), por eso hay que retar al gobierno donde no lo espere, con un gesto radical. Para Thoreau: “Las grandes personas no buscan jamás la oportunidad de ser grandes, sino que convierten en ocasión para ello todo lo que les rodea” (Diarios, 1 de junio de 1841). Aprovechar la ocasión para retar al gobierno forma parte esencial de toda estrategia de desobediencia.

 

 ORIENTADA A FINES CONCRETOS:

La desobediencia no cambia el sistema sino sus actos injustos. Thoreau no impugna la democracia americana; simplemente pretende mejorarla – de hecho se autoconsidera un patriota. Tanto la esclavitud como la oposición a una guerra de conquista son objetivos posibles, realizables y nada utópicos. La desobediencia ha de tener objetivos claros y que los ciudadanos puedan comprender y apoyar activamente.

 

 SOSTENIBLE EN EL TIEMPO DE FORMA INDEFINIDA:

La desobediencia es un acto de resistencia consciente e intencional que no cesa hasta lograr su objetivo político. Por lo tanto exige paciencia. Si como dice Thoreau “no puedo ni por un instante reconocer (…) como mi gobierno un gobierno que es también el de la esclavitud” (Desobediencia civil), la lucha será necesariamente larga y por eso la desobediencia debe tener rostros diversos y energía para mantenerse. Precisamente por ello para desobedecer es necesario el valor: “¡Sea valiente! Es lo más importante”, recomienda Thoreau (Cartas a un buscador de sí mismo, 19 diciembre 1854).

 

COORDINADA POLÍTICAMENTE:

Thoreau fue siempre un individualista radical, alguien que “obedece su propia ley”. Aunque “la ley nunca ha hecho a los hombres un poco más justos” (Walden) es necesaria la organización colectiva para poder reformar la sociedad.

 

REFERIDA A UNA ÉTICA SUPERIOR:

La desobediencia se lleva a cabo por razones de conciencia, de imparcialidad y de valor universal que no solo son superiores a cualquier interés sino que también mejoran moralmente a quienes la practican.

 

 

 

© Ramon Alcoberro Pericay